Triste es tener que lamentar, permanentemente, distintos actos vandálicos que afectan y hacen mella en obras e infraestructura pensadas para el bienestar y beneficio de la comunidad en general.
Los lugares donde generalmente se padece esta práctica antisocial son las plazas públicas. Los juegos infantiles, los bancos, las luminarias suelen ser el blanco preferido. Sin contar que romper o arrancar plantas, pintar con aerosoles o ensuciar, también constituyen actos repudiables, lamentablemente, cotidianos también.