Editorial 88


Aprovechar el contexto post resolución 125

Cuando se organiza políticamente un Estado, es decir, se determina su forma de gobierno, su territorio y su población (tales sus elementos constitutivos), una cuestión de suma importancia que debe preverse, es la relativa a la distribución de sus ingresos por tributos, lineamientos generalmente establecidos en su Constitución.
En ese sentido, nuestra Constitución fija en el artículo 75, inciso 2°, que toda contribución directa o indirecta que se imponga será coparticipable, con excepción de aquellas que tengan destino específico. Así, desde nuestra modesta perspectiva, creemos que el conflicto Campo-Gobierno desatado por la resolución 125, en gran medida se halla relacionado con el sistema de coparticipación nacional.
En los últimos 4 meses logramos una coincidencia nacional: el conflicto planteó con fuerza el dilema de qué país queremos a futuro. Y nosotros estamos convencidos de que esa resolución 125 era un sostén muy endeble para servir de base a una Argentina próspera por décadas. Creemos que para heredar a nuestros hijos un país fuerte, previsible y próspero sería bueno comenzar por apaciguar los enconos y comenzar a razonar despojándonos de fanatismos que poco y nada aportan a la construcción de un futuro ni de nada. No se trata de un River-Boca donde el que gana lo carga al rival y nada más. No. Esto es muy serio y no debe hablarse de que ganó Fulano o que perdió Mengano, porque sólo se lesionan empatías y se termina por profundizar una división que a la Argentina le hace mal.
Otra coincidencia nacional y muy destacable es que nadie quiere a un D’Elía golpeando ni a un legislador escrachado por el sentido de su voto.
A partir de ahora, sería bueno hablar de un acuerdo o concertación nacional, ahora que la discusión se centra en cuánto será la recaudación fiscal por toda exportación de producción agropecuaria. Que se forme una “Gran mesa”, más técnica que política, con representantes de los grandes rubros económicos de Argentina (agroindustria, textil, industrial, construcción) y por supuesto algunos funcionarios, que en base al promedio de índices porcentuales de las últimas décadas pueda determinarse a futuro un impuesto a cada sector que permita una renta razonable. Sería bueno que sea el Gobierno quien haga esta convocatoria plural y heterogénea. Que se promueva el debate y participación de toda la ciudadanía, con comisiones provinciales, sectoriales, etc., para que todos podamos sentirnos “coautores” de ese gran Compromiso Nacional. Podría encuadrarse esta tarea, incluso, junto a la de fijación de la Coparticipación a las provincias, que la Constitución estimó su fijación hasta 1996, en un acuerdo del Bicentenario.
Esta puede ser la oportunidad histórica que nos permita asegurar para las generaciones por venir un tránsito de paz y prosperidad por la senda de la democracia, que nos lleve a tener un papel protagónico en la región y en el mundo.