Editorial 92

Paradoja del agua

Otro año en el que está llegando el calor, que las temperaturas exigen un mayor consumo de agua y en el que no hay solución al problema de su escasez en muchos barrios talitenses, no por la inexistencia de red, sino por la falta de presión. Barrios como Pablo VI, Loma Hermosa, Villa Mariano Moreno, sobre todo a partir de calle 15 hacia el norte, entre otros, desde hace muchos años vienen sufriendo la inoperancia o el desdén, principalmente, de la Sociedad Aguas de Tucumán.

Numerosos expedientes fueron iniciados por los vecinos, firmados individual y grupalmente, pero no tuvieron respuestas. Lo único que saben es que el agua llega a zonas altas y suponen que hace falta una inversión.

Cualquiera que esté al tanto de la situación puede afirmar que la escasa profundidad de la red de agua potable, en muchos tramos, es el factor que expone a los caños a su rotura por el peso de los vehículos o la frecuencia de su tránsito. Y también, que la cantidad de agua potable que se derrama en las calles de Las Talitas es directamente proporcional al número de vecinos que en verano padecen su escasez; o que a mayor altura del barrio, menor posibilidad de que se llene el tanque. Y exagerando el silogismo, si la metodología que sigue la SAT cuando un usuario no paga la factura es la restricción del servicio de agua, podría concluirse que para esta Sociedad todos los vecinos de estos barrios son “deudores”.

Y los que lo sufren al inconveniente afirman -sin equivocarse- que el desvelo del vecino que procura captar la mayor cantidad de agua de madrugada, es directamente proporcional a la altura del barrio en que vive. Lo paradójico es que cuando es mucha la presión de la SAT por cobrar sus facturas, la presión del agua en la red que ella misma mantiene es poca.

No parece irracional que por haber cumplido Las Talitas 16 años de municipalización el pasado 21 de septiembre se organice desde el gobierno municipal una fiesta popular –tal como sucedió-, pero sí lo es que haya vecinos que pagan por el servicio, que pagan las tasas e impuestos municipales, que tienen una red instalada y a pesar de todo ello que sigan sufriendo la falta de agua. Seguramente los técnicos sabrán determinar si a la infraestructura ya instalada bastará con agregarle alguna bomba –tal como lo piden los vecinos- para que no sea irregular la provisión del vital elemento. Lo importante, para evitar esas paradojas por acción u omisión, es que se encare desde la Municipalidad, desde la SAT o en forma conjunta, esta problemática con la firme convicción de darle una solución definitiva.