Por el Creador del Mundo tenemos el privilegio de tener la compañía de mujeres que hacen la vida más feliz al hombre, son las que continúan dando felicidad al traer al mundo nuevas vidas, que son los bebés de hoy y el futuro de mañana.
Renovación constante requiere el hombre para que la felicidad perdure; por eso Dios creó la Tierra, para que se cultiven las flores y perfumen el mundo, especialmente en primavera.
Intensamente se aprovecha la bondad de la naturaleza, que sirve para fortalecer el espíritu y calmar los ánimos.
Más allá de todos los altibajos de la vida que existen, con la primavera permanentemente se renuevan las ganas de seguir viviendo.
Al atardecer se siente el viento que corre llevando el perfume de las flores; y por las noches se ven las estrellas en el cielo, como si ellas también estuvieran gozando de la naturaleza.
Ver en el rostro de la gente que se refleja la alegría que sienten en esta estación uno tiene la sensación de estar viviendo con mucha fuerza y optimismo.
Estar compartiendo un acontecimiento en primavera con la persona que uno ama, el deseo es que nunca pase este momento.
Rienda suelta se da a nuestra alegría, cuando al otro día escuchamos el trinar de los pájaros y sentir nuestras fuerzas renovadas.
Amanecer en los brazos del ser querido, es lo mejor que le puede suceder al ser humano, más cuando se unen sus corazones y sienten que mutuamente se atraen y permanecen unidos.
Autor:
David R. Escobar (Talitense)
Colaboración: Patricia Cazón