Editorial 71

Sin demanda para que baje el precio

En las últimas semanas los medios masivos de comunicación nos bombardearon con términos como: precios altos, Indec, productores, Mercofrut, frutas y verduras, papa y tomate, lácteos y otras más.
Sucede que cada día los débiles e indefensos consumidores nos damos con que los precios suben por los más diversos motivos, aunque desde siempre sabemos que nunca bajan. Nosotros recordamos aún cuando el gobierno provincial pagaba con Bocade a los empleados públicos y hubo una inflación por culpa de esos bonos. Los Bocade desaparecieron y los precios no bajaron. En estos días la causa de la suba se debió a las inundaciones y/o heladas y –por experiencia mediante– nos animamos a apostar que ni la papa ni el tomate bajarán al precio que tenían en enero de este año. Creemos, incluso, que actualizándolos con el índice inflacionario que marca el Indec, quedarán muy por encima de aquel valor.
Una duda que siempre nos surge en estos casos es la siguiente: los productores que perdieron el 60, 70 ú 80% de sus cosechas por las lluvias, ¿son los mismos los que además de vender muy caro el tomate que pudieron salvar, solicitan subsidios no reintegrables al gobierno (sea provincial o nacional) por la mala cosecha obtenida? Eso suena a doble ganancia.
Ya sabemos de muchos comercios dedicados a la venta de frutas y verduras que optaron por no comprar del Mercofrut los productos “hiperinflacionados”. Ya fue publicado, también, que la Unión de Hoteles, Bares, Restaurantes y Afines en Tucumán quitaron de sus menús la papa y el tomate. También, que la Federación de ONG tucumana organizó paros de compra; y que Defensa de Usuarios y Consumidores (Deuco) a nivel nacional, también convocó al no consumo de estos productos. Todos tienen como común denominador la protesta por el alza generalizada de los precios.
Estas medidas tiene como objetivo que los consumidores ejerzan presión en una de las variables de la economía de mercado: la demanda. Si la fórmula es “a mayor demanda, menor precio”, la lógica consecuencia de no comprar determinados productos será el descenso de sus precios. Desde estas líneas nos sumamos al llamado y esperamos que surta efecto.