Editorial 55


Engañapichanga, no

E n el Nº 3 de “El Talitense”, una revista que podría llamarse “La Voz de los Lacayos”, apareció un artículo donde desdeñan y vituperan el trabajo, entre otros, de Revista El Puente.
Ello no nos afecta tanto como nos satisface saber que nos leen; sí, en cambio, nos molesta que a través de este artículo, que tiene 41 firmantes, se divulguen mentiras; aunque todo nos cierra cuando verificamos que la mayoría de esos 41 fueron aglutinados compulsivamente por una voluntad descabellada.
Entre los funcionarios municipales que firman y otros que no, innumerables ocasiones intentamos averiguar datos que resultan clave para el desarrollo de una administración de gobierno municipal, llámese afectación de la coparticipación municipal, ordenanza de presupuesto municipal, el estado de cuentas que se presenta ante el Tribunal de Cuentas, etc. De más está decir que sobre esto nunca se nos proporcionó ninguna información: “La semana que viene, m’hija”, nos prometen una y otra vez. ¿Será en las calendas griegas?
La gente debe tener esta información, para que de esta forma pueda estimar y valorar con mayor precisión a la hora de las urnas, ¿o acaso creen que con algunas losetas de hormigón y columnas de luz la gente pierde su capacidad de análisis? Porque, la verdad, nos negamos a pensar que ellos crean que el estúpido apotegma “roba, pero hace” sea la garantía que les permitan seguir “prendidos de la teta”.
Las luchas por la organización nacional, primero, y por la implementación de la Democracia, después, guardan muchos mártires en la historia de nuestra Nación. Hoy, la lucha debe apuntar a la profundización del ejercicio de los derechos y garantías que este sistema de gobierno nos proporciona.
Hoy, la lucha no precisa más mártires, sino el cuidado y maduración de esa Democracia a través de la transparencia de los actos de gobierno, de la apertura al diálogo, de la sujeción a las leyes y no la prepotencia y el autoritarismo; de la predisposición a recibir propuestas, inclusive de la crítica fundada para corregir o reencauzar los pasos, si fuera necesario.
La publicidad de los actos de gobierno es otro aspecto elemental para aspirar a la calidad institucional que garantizaría una gestión responsable. Y más aún cuando se trata de obras por concretar donde deben preverse los plazos y las partidas presupuestarias; si la obra no se concreta en el tiempo estipulado, estamos ante una mala administración. ¿Acaso sabrán estos firmantes que en el Plan de Obras Públicas proyectadas para el 2006 figuran múltiples obras no concretadas aún? En el detalle que publicamos a través de esta Revista el 15 de marzo de 2006 incluye, por citar sólo este ejemplo de los múltiples que podríamos, el cordón cuneta de Calle 12, desde Calle 25 hasta Bº El Gráfico. Si esto no es engañapichanga, ¿qué es?
Señores, no se confundan: Las losetas de hormigón y los postes de luz, además de ser importantísimos para el desarrollo de una ciudad, son la obligación de toda administración de gobierno; pero la calidad institucional es fundamental para el engrandecimiento de una Nación.

Sarah Ledezma - Gabriel Barrera
Editores responsables de Revista El Puente