Llamado a la Solidarid 57

Llamado a la solidaridad

La siguiente historia le sucedió a una persona muy querida a mis afectos, María Eugenia González (Mayra), una amiga y compañera interminable de infinidad de días en Barrio Congreso. Hoy, que le toca vivir días aciagos como madre y como esposa, ansío que podamos tenderle una mano.
Esto fue lo que Mayra nos contó: (Sarah Ledezma)

Después de haber transcurrido aproximadamente 5 horas del nuevo año junto a nuestra familia de Barrio El Gráfico, acordamos con mi esposo, Máximo Velárdez, volver a nuestra casa en Barrio Congreso. Por ello, Machi -como cariñosamente le decimos- junto a mi hermana fueron a buscar un remís.
Hasta ese momento de brindis y de buenos augurios para el 2007 que se iniciaba, nada nos hacía sospechar lo que iba a pasar. Según me lo relatara mi hermana, cuando pasaron junto a tres muchachos de aproximadamente 15 ó 16 años, uno de ellos le asestó un fuerte golpe en la frente a “Machi” con un palo y se echaron a correr. Machi cayó de rodillas sintiendo un dolor tremendo en la frente y pudo ver su mano, que automáticamente había llevado a su frente, con mucha sangre.
Volvió como pudo hasta la casa, a una cuadra de donde había sucedido la agresión y a poco de sentarse se desvaneció. Por fortuna, un vecino de la cuadra estaba llegando en ese momento y nos trasladó hasta el Hospital Padilla, no sin haber tenido dos convulsiones en el camino. Allí, luego de una tomografía, el cirujano Mario Díaz Polizzi me dijo: “Por su vida, hay que operarlo sí o sí de urgencia”.
Machi ya estaba acostado, con un manchón de sangre en la venda que cubría su frente y por supuesto él nada sabía de la gravedad de la que me hablaba el médico. Yo apenas la sospechaba.
En esos brevísimos instantes que podía conversar con él, su “tranquilizate” era lo que más repetía: “Quedate tranquila, estoy bien, sólo me duele el golpe, ya va a pasar”, me repetía y se quedaba dormido. Sin embargo, la alegría que sentía por verlo y escucharlo bien, contrastaba con el tono severo del cirujano que hasta llegó a decirme que no haga lo que me pedía Machi, de llevarle a nuestra hija, Rocío, para que la vea, “porque ello saciaría una necesidad, la de querer verla bien y que lo que más necesitaba en ese momento, era un incentivo para querer seguir viviendo”. No podía salir de mi perplejidad.
La operación duró 5 horas y sirvió para acomodar el hueso frontal, para quitar las astillas del madero con que lo golpearon y también para preparar la zona en la que deberá ponerse una prótesis de platino (cranioplastia) Hoy, su frente hundida y blanda no le permite más que hacer reposo; sus mareos y dolores de cabeza son constantes y su preocupación por no poder mantener a su familia con su trabajo de albañil, también.
Ahora, mi tarea es conseguir los $ 2.700, que es lo que cuesta la prótesis. El tener que hacerlo hasta los primeros días de abril, que es la fecha que el médico nos dio como límite para la operación, no deja de angustiarme y ser motivo de desvelos.
Estar desempleada y al cuidado de Machi y de Rocío, me hacen todo cuesta arriba. La venta de algunos muebles de nuestro humilde hogar, las rifas de algunos objetos que organizo, más la ayuda de algunos amigos y vecinos, aún no me alcanzan, aunque me ayudan a tener fe en que es posible.
Además, cuando los veo dormidos a él y a Rocío, nuestra hija, me inundan la fuerza para seguir luchando y la fe en Dios, que me esperanza en tener un futuro que nos encuentre unidos en el amor. (María Eugenia González)

Revista El puente, Fundación Madre Teresa de Calcuta y Agrupación Jara Jara convocan a la comunidad a realizar su aporte solidario en Caja Popular de Ahorros, sucursal Las Talitas (Calle 6 Entre 15 y 17), en el Número de Cuenta 570/03. Asimismo, agradecen de corazón la desinteresada y solidaria colaboración que ya realizaron numerosas personas.
Para mayores informes: 437-4308 (El Puente) / Cel. 154-623910.
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