La suciedad de la sociedad

A través de este espacio ya nos referimos a la necesidad de recuperar valores inherentes a la pacífica y respetuosa convivencia en sociedad. Hoy, lo hacemos otra vez, aunque desde una arista específica: el modo de disponer la basura.
En Las Talitas, la mayoría de los barrios son cubiertos con el servicio de recolección de residuos por parte de La Municipalidad, 3 veces por semana; en algunos y 2 veces en otros barrios.
El Puente en numerosas ocasiones recibió reclamos por parte de vecinos porque esa prestación municipal se reducía a solo 1 vez por semana. Es cierto que para que esto suceda muchas veces influyó algún feriado largo o la descompostura de algún camión y otras veces la inaccesibilidad de la calle por haber un frente de obra. En cualquiera de estos casos el área municipal correspondiente debe tomar las previsiones del caso.
Pero a lo que queremos referirnos hoy, en concreto, es la desidia y falta de respeto de aquellos vecinos que no pueden “esperar” y arrojan su basura en cualquier espacio público. Todos, en distintas oportunidades, de diferentes modos y en mayor o menor volumen, fuimos testigos de cómo algunos de estos faltos de escrúpulos se deshacen de su propia basura. Lo hacen circulando en moto o arrojándola desde la ventanilla de su auto en cualquier esquina; y también, en carros de tracción a sangre o en camionetas, llevando sus desechos hasta lugares inconvenientes, que rápidamente se convierten en basurales. No les importa el foco infeccioso que generan, el peligro que implica para la salud de las personas ni los recursos que son necesarios invertir para erradicar el basural. A estos vecinos pareciera no importarles el prójimo.
Evidentemente, el simple dictado de ordenanzas que prevea sanciones a este tipo de infractores, no son suficientes por sí solas. Si no se adoptan medidas, que pueden ser preventivas o punitivas, jamás se erradicarán los basurales, porque precisamente es la impunidad el aspecto que envalentona a quienes tienen laxa su ética o su moral para someterse a las normas legales. Ni hablar, entonces, de someterse a las normas de trato social, cuya sanción es prácticamente “inofensiva”.
Por supuesto, amén de la acción preventiva o punitiva que le cabe a la Municipalidad, desde este espacio bregamos, pedimos gentilmente… suplicamos, NO ARROJAR BASURA en la vía pública.