Candidatos Oficialistas

(Opinión: Por Gabriel Barrera)

Uno de los funcionarios que acompaña últimamente al Gobernador Alperovich para inaugurar obras es José López, Secretario de Obras Públicas de la Nación, tucumano y cuyo nombre es uno de los que se tiran a la mesa a la hora de hablar de candidatos a gobernador por Tucumán.
Alperovich afirmó semanas atrás que lo mejor es concentrarse en la gestión y no hablar de campaña política, porque eso te “pone la cabeza en otra cosa y no en lo que la gente necesita”.
Pero lo cierto es que la cuestión política está siempre, pero siempre, presente en un espacio de poder. No hay gestión de gobierno sin política en el medio. Así que aunque el Gobernador lo niegue, cada semana lleva apuntes de lo político.
Evidentemente, las declaraciones de Alperovich de que el oficialismo irá a una interna de la cual surgirá su candidato a Gobernador (eso sería en marzo o abril del año que viene), es una decisión política que contradice su afirmación, porque efectivamente tiene “la cabeza en otra cosa”. Otra lectura obvia de esa decisión es que ninguno de los nombres en danza (ni Domingo Amaya, ni Juan Manzur, ni Osvaldo Jaldo, ni Regino Amado, ni su propia esposa Beatriz Rojkés), gozan de pleno consenso en el Partido Justicialista para sucederlo.
¿Lo que busca Alperovich es garantizar legitimidad partidaria al que resulte electo candidato y evitar bendecir él mismo a un sucesor cuestionable? Si fuera así, ¿quién podría negarle “consenso” al candidato que gane en una elección interna? Total, después, como usualmente sucede en el peronismo a posteriori del cimbronazo de una interna, todos tirarán para un mismo lado.

Oficialismo en Las Talitas
En Las Talitas es sabida la imposibilidad de Luis Morghenstein a aspirar a otra reelección como intendente. Esto abre el juego en las filas del oficialismo. ¿Y cuáles son los nombres de los posibles sucesores del Intendente Morghenstein? ¿Será su esposa y actual legisladora, Adriana Najar de Morghenstein? Pues en el terruño talitense, hoy, en estos días de pleno Mundial de fútbol y sin sondeo previo entre dirigentes oficialistas, esta es la alternativa que se echó a rodar.
¿Será el presidente del Concejo Deliberante, Carlos Najar, que llegó acoplado pero a la postre resultó ser el concejal más oficialista, incluso que los de la lista oficial (Rossi, Toscano, Sánchez), que ya están buscando espacio por fuera del aparato?
¿O será Sergio Morghenstein, que tiene a cargo el área de Salud en la Municipalidad y goza de la fraternal bendición de su hermano, el Intendente?
Pero ¿hay realmente alguno que goce del consenso suficiente entre los dirigentes locales? En principio parecería que no, porque ninguno de estos nombres surge como respuesta natural y sin objeción.
Entonces, la pregunta fundamental es: ¿Lo decidirá Luis Morghenstein o preferirá erigir un candidato legitimado por una elección interna?
Para la primera opción pareciera que basta una reunión familiar para resolverlo. Pero no es tan fácil. Hay dirigentes (los que conforman y sostienen el entramado estructural de poder en Las Talitas) que no ven con buenos ojos que se decida en una mesa chica, a espaldas de ellos. Argumentan que no se puede reducir a elegir entre esposa, cuñado o hermano el destino de más de 70 mil talitenses; que ya no se puede tolerar que no “dejen crecer” a ningún dirigente, porque con 12 años como dirigentes ya están más que graduados y merecen nuevos espacios. Más relegada se siente esta dirigencia, si se tiene en cuenta que habrá que diseñar una lista oficial de concejales en la que probablemente se incluya a la hija y sobrina de estos candidatos, la Dra. Melina Morghenstein.
La segunda opción, una elección interna, es vista por algunos como un proceso desgastante (en recursos y tiempo) e infructuoso, ya que aquel que sea bendecido por el Intendente sería el ganador de esa interna. Pero otros sostienen que esos argumentos no tienen peso, porque una elección interna en el oficialismo talitense sería positiva. Ordenaría y potenciaría el trabajo de la dirigencia, la mayoría obtenida legitimaría al candidato y más allá de que implique un fracaso en la “cumbre Najar-Morghenstein”, resultaría saludable para el espacio oficialista; fortalecedor para quien resulte electo como candidato, y garantizaría unidad entre sus integrantes de cara a una elección general.
El análisis de ir a una interna y las ventajas que le traería al oficialismo deben ser criteriosamente evaluadas en esa “cumbre Najar-Morghenstein”, sobre todo en función de las movidas de los candidatos que surjan por otros partidos políticos. A ellos nos referiremos en el próximo Número.