Hachiko, el perro fiel
Estatua en Homenaje a Hachiko. |
En 1924, Eisaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura en la Universidad de Tokio adoptó a Hachikō como su mascota. Desde entonces, cada día Hachikō lo esperaba en la puerta delantera de la estación de Shibuya para saludar a su amo al final de cada día.
Hachi se quedó allí, en su sitio, esperándole. Pasaron los días, que se convirtieron en meses, y los meses en años, y él seguía acudiendo fiel y puntualmente a esperar a su amo, sin importarle si hacía frío o calor, tan sólo esperaba volver a verle.
Hachiko en sus últimos años. |
La devoción que Hachikō sentía hacia su amo conmovió a los que lo rodeaban, quienes lo apodaron el perro fiel. En abril de 1934, una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación de Shibuya, y el propio Hachikō estuvo presente el día que se presentó la estatua. La estatua fue reutilizada a causa de la Segunda Guerra Mundial, pero se erigió otra estatua en agosto de 1947, que aún permanece y es un lugar de encuentro extremadamente popular.
El 7 de marzo de 1935, Hachiko murió, su cuerpo fue encontrado frente a la estación de Shibuya, tras esperar infructuosamente a su amo durante diez años. Sus restos fueron depositados en una caseta de piedra que se construyó al pie de la tumba del profesor Ueno, en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio. Aunque, posteriormente, su cuerpo se recogió para ser expuesto en el Museo de Ciencias Naturales del distrito Tokiota de Ueno tras ser restaurado y disecado.
El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.