Hay actitudes propias de la comunidad que derivan en la violencia por la violencia misma y, nos obliga a preguntar: ¿qué es lo que hace que una sociedad sea mas violenta que otra?
Sin duda que hay factores condicionados por cuestiones de estructura social, distribución geográfica y modelo de comportamientos de su clase dirigente. El Estado (el Municipio en este caso) como institución que ostenta el monopolio de la fuerza, debería apuntar su acción en pacificar a su pueblo con actos conciliadores y de ejemplar tolerancia. Ningún agente del municipio debería actuar en sus funciones si no actúa con la armonía pacifista.
El agente municipal debe ser visto como un aliado de su pueblo y no como un persecutor del mismo. Si nos detenemos en un "control de transito" vemos al que nos requiere los "papeles" como a un enemigo. Asumimos que puede pasar cualquier cosa con sus requerimientos (muchas inconstitucionales) innecesarios para alcanzar la seguridad vial de la cual el ciudadano es también el gran responsable.
El amedrentamiento y la extorsión son la moneda corriente en el teatro de la relación ciudadano/municipio. Odio, división, resentimiento, corrupción, recaudación, apremio, son los aportes que logran los pretendidos controles, muy lejos de alcanzar los objetivos de la seguridad vial y las necesidades pacifistas que oprimen a la sociedad con una violencia desmedida.
Carlos Neme
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