Humor del nº 143

De Gallegos

Juan decide invitar a un partido de fútbol a su amigo Papilo, el gallego. Cuando el partido ya había empezado y entre una y otra pregunta que Papilo le hacía, la gente en la tribuna lo insultaba al árbitro:
-Desgraciado, mal nacido, h… de p…,
En eso Papilo le pregunta a Juan:
-¿A quién insultan tanto?
-Al árbitro, el que está vestido de negro.
-¡Ah!, no me extraña –dice Papilo. ¡Ya va media hora en el campo de juego y todavía no ha tocado la pelota.

Dice el juez de Galicia al acusado:
-Cuéntenos su versión de los hechos, señor.
-Muy bien, señoría. Pues mire usted: yo estaba sentado tranquilamente a punto de pelar una naranja con ese pequeño cuchillo que usted tiene delante. De repente, llega ese tipo, resbala con una de las cáscaras de naranja y cae sobre el cuchillo… Y así tres veces seguidas.

Dos amigos:
-Y es como te digo, Paco, que la pobre es muy fea.
-No exageres. Si eres familia tuya y vos no sos tan feo, tu tía tampoco debe de serlo.
-¿Ah, no? Mi tía es tan fea que cuando nació, el médico le dijo a su madre: “Si no llora en quince segundos, es un tumor”.

-Oye, Papilo, ¿tú has tenido alguna vez una visión sobre tu muerte?
-No, pero mi abuelo sí. Él sabía exactamente cuándo y dónde iba a morir, incluso hasta la hora.
-¿Ah, sí? ¿Y cómo hizo, tarot, tablero de wuija, médiums?
-No, se lo dijo un juez.

-Es como te lo estoy diciendo, Paco, ¡qué vergüenza que siento!
-Pero no debe ser para tanto, Manolo. No exageres.
-¡Cómo no voy a estarlo! ¡Te juro que desde hoy mismo comienzo la dieta!
-¿Pero tan grave te parece, Manolo? -le pregunta Paco.
-Imagínate, quería tomar sol en la playa, pero estoy tan, pero tan gordo, que al verme los de Greenpeace se peñaron en devolverme al mar.