Historias Para Pensar 75

Mi fiesta

Hoy es un día muy especial, te levantaste temprano, preparaste y adornaste la casa. Compraste ropa nueva para vos y tu familia. Lo que tanto deseabas, hoy lo vas a estrenar. Yo te miro; casi ausente en tus pensamientos estoy. No te reprocho. te comprendo, es el estrés, lo llamarías vos el trabajo, los quehaceres de la casa, la necesidad de que esta noche sea especial.

Me pregunto si te detendrías un rato, sólo un momento, pero no quiero molestarte, quizás más tarde. El tiempo pasa, ya casi es la hora. Sigo esperando. Ya llegan los invitados, la abuela y la tía que viste exactamente hace un año. La prima con la cual nunca congeniaste, pero todos coinciden en algo: te esmeraste mucho esta vez. Corres de un lado a otro atendiendo y sirviendo todo. De pronto haces una pausa y te preguntas si todo está bien. Yo te miro y te sonrío, pero ni siquiera adviertes mi presencia.

Ya en la mesa compartes intensas charlas con los tuyos. te sientes satisfecha por lo que has logrado. Después de todo no es fácil reunir a toda la familia a la mesa, considerando los momentos duros que pasaste con ellos en estos años. ¿Te acuerdas? Yo estuve siempre a tu lado y cuando venías y me contabas llorando yo te abrazaba y aunque ya sabía todo me gustaba escucharte. Yo… yo respeto tus tiempos y sólo espero en silencio. De pronto alguien dice: “Ya es hora, hay que brindar”. Te levantas y festejas. Estás feliz. Sin querer se me escapa una lágrima. Pronuncio tu nombre, pero no me escuchas. Me alejo. Es mejor así ahora. Volveré cuando todo haya terminado, me siento terriblemente mal. ¡Y pensar que preparaste todo esto para Mí! Cocinaste en mi honor, has invitado a todos a mi fiesta, pero preciosa mía, pequeña mía, hija mía, te olvidaste de invitarme a mí, Jesucristo.

Colaboración: R. J. R.
Autor: Desconocido.


Vivir, Vivir.....

Me parece que la mayor parte de la gente no es feliz porque, en lugar de dedicarse a vivir, a lo que se dedican es a batir récords.

Los hombres "hemos creído que el éxito consistía en adelantar al resto de los jugadores.

La consecución de la meta ha sido reemplazada por la persecución del competidor".

Y ocurre en los deportes como en la vida.

Un saltador no quiere saltar mucho, aspira a saltar un centímetro más de los que saltó el poseedor del récord. Un equipo de fútbol no se preocupa por jugar bien, lo que le interesa es meter un gol más que su contrario.

Y en la vida, la gente no quiere vivir bien, aspira a vivir mejor que sus vecinos.

Y así es como la vida se nos va convirtiendo en un torneo de envidias.

El portero de la fábrica envidia al director porque tiene más dinero y vive mejor. El director de la fábrica envidia al gerente porque tiene una mujer guapísima. El gerente envidia al jefe de negocios porque le gana siempre al ajedrez. El jefe de negocios envidia al jefe de personal porque tiene unos hijos preciosos y que funcionan de maravilla en los estudios. El jefe de personal envidia al joven recién ingresado en la empresa porque liga como nadie en las discotecas. El joven recién ingresado envidia al portero de la fábrica por su sencillez.

Y así es cómo todos envidian a todos. A todos les falta lo que desean. Y, como a todos les falta lo que desean, creen que no pueden ser felices, ya que gastan más tiempo en soñar lo que les falta que en gozar de lo que tienen.

Sí, se diría que la gente no aspira a ser feliz, sino a llegar a la felicidad antes y por caminos más floridos que sus compañeros o competidores.

No importa tanto llegar a la meta como ser los mejores y más rápidos.

Pero luego resulta que la verdadera felicidad consiste en disfrutar de lo que tenemos, en sacar el mayor provecho a nuestra propia alma y no en pasarse la vida soñando utopías.

Si la gente tuviera conciencia de las cosas que tiene, todos se sentirían millonarios. Si nos entregásemos a saborear lo que nos ha sido dado en lugar de luchar por lo que nos parece tan imprescindible, a lo mejor dejábamos de necesitar todo eso que ambicionamos. En realidad, en la vida no hay caminos buenos y caminos malos. Lo que hay son buenos y malos caminantes." No hay viajes maravillosos. Lo que hay son viajeros maravillados."

Y así es como hay personas que son felicísimas haciendo una pequeña excursión a la sierra vecina, mientras otras bostezan dando la vuelta al mundo.

Hay quienes son felices con cuatro dulces y quienes nunca se cansan de desear.

Porque, en conclusión, la única riqueza es nuestra alma, y basta ella sola para llenarnos de felicidad.

Fuente: Internet.
Autor Desconocido