Editorial 59

Gobernantes clientelistas y sin programas

Caminar por una cornisa es peligroso y los funcionarios que hoy ocupan cargos electivos, después de las internas peronistas lo están haciendo. ¿Cuál es el peligro? Hacer una lectura que, por inercia al poder, les haga perder la oportunidad de encaminar a la Provincia por la senda del crecimiento.
Los planes sociales no son soluciones de fondo, sino coyunturales. Deben ser excepcionales, por lo menos en el tiempo, porque si no, a futuro desdibujan la Argentina grande que queremos heredar a nuestros hijos, con una generación preparada, que practique con vocación la cultura del trabajo. Además, si se usa esos planes como herramienta clientelar en cada elección, también se desdibuja la democracia, porque se socava la legitimidad de los funcionarios electos, que pasan a parecerse más a señores feudales constitucionales -si cabe la expresión- que a funcionarios de la democracia.
El Gobernador y ningún intendente tienen programa de gobierno alguno; no hay proyecto a largo plazo, ni en infraestructura, ni en capacitación de nuevos dirigentes. Cada medida que se adopta se valora por el impacto político que tendrá, o sea, por el beneficio que implicará a la “imagen” de la persona que la decide a esa medida, antes que respetar un índice de prioridades según las reales necesidades que surjan de un estudio serio. Por ejemplo, a nivel provincial, la convocatoria de Alperovich a la oposición a conformar un frente apunta sólo a dividirla para debilitarla aún más. A nivel municipal, satisfacer las ambiciones políticas personales entraña el riesgo de hacer las cosas mal, como pavimentar una avenida y recién estudiar el modo de cambiar los caños de agua rotos, tal el caso de Bº SOEME.
Esa es la cornisa por la que caminan. Son importantes las obras públicas, pero la falta de independencia de poderes, la falta de control, el equilibrio y mesura que se logra con diálogo y participación, son otras aristas de toda gestión de gobierno que no hay que descuidar. No queremos polenta podrida, manejo discrecional de fondos, municipios con autonomía declamada, ni comunas con irregularidades como la de El Chañar o Teniente Berdina; ni que la propaganda oficial sólo muestre la realidad que le conviene. No nos olvidemos de que hoy, como nunca, hay mayor coparticipación de la Nación, récord de la recaudación de impuestos en la Provincia y, sin embargo, se incrementó la deuda pública provincial.
Tampoco queremos ciudadanos de primera y de segunda, ni inseguridad, ni desaparecidos, ni asesinados, ni que el avión sanitario viaje a Mar del Plata, ni tantas otras cosas que este espacio no nos permite exponer. Una parte importante de lo “mucho por hacer” que tiene hoy el Gobierno, es mejorar la calidad de los dirigentes.
Desde esa cornisa ven el espejismo del poder, pero por el bien de todos esperamos que vean más allá, también. No creemos que no les importe nuestro futuro institucional. Es más, nos ilusiona creer que le temen al juicio que emitan nuestros hijos y nietos sobre la actual clase dirigente.