Acuerdo sin unión

Por Gabriel Barrera

El Acuerdo Cívico y Social (ACyS) es un frente electoral nacional que participó por primera vez en las elecciones de 2009 y que está integrado por la Coalición Cívica, el Partido Socialista y la Unión Cívica Radical.
Dentro del ACyS, el radical José Cano es la figura política más destacada en Tucumán.
Otra figura destacada de nuestra Provincia es el peronista Domingo Amaya y como él no fue invitado a la mesa alperovichista, decidió confrontar con Alperovich.
Los respectivos operadores políticos de Cano y de Amaya concluyeron que ninguno tenía la garantía de poder ganarle a la fórmula del FPV (Manzur-Jaldo) el próximo 23 de agosto. La mejor estrategia que podían realizar era aliarse, les dijeron.
Finalmente, eso sucedió el pasado 19 de mayo, fecha en que nació un segundo Acuerdo, uno más amplio. Ahora, al ACyS se suman los amayistas (peronistas disidentes) y nace el “Acuerdo por el Tucumán del Bicentenario” (ATB).
Respecto a la elección de intendentes en las distintas municipalidades, los protagonistas de este acuerdo (Cano-Amaya), habían dejado librado a la buena voluntad de los precandidatos la posibilidad de erigir un candidato en cada municipio.
Por ejemplo, en Tafí Viejo 8 precandidatos que apoyan la fórmula Cano-Amaya se reunieron y acordaron elegir a uno solo de entre ellos para ser candidato a intendente. “Los 7 restantes integrarán acoples de candidatos a concejal, de tal manera que asumirán la responsabilidad del éxito sin menguar el mínimo esfuerzo”... “porque es imprescindible concurrir con un solo candidato a la elección”, coincidieron. Obviamente, esa vocación al diálogo y madurez, con evidentes muestras de que todo consenso es posible, privilegiando al Acuerdo por el Tucumán del Bicentenario antes que al ego de cada uno, no sucedió de modo lineal en Las Talitas.
Aquí, en cambio, el ATB no echó raíces. No hubo mucha buena voluntad. Aquí, los muchachos del ACyS que tanto habían festejado que el oficialismo salga dividido (Carlos Najar por Acción Regional y Adriana Najar de Morghenstein por el Frente para la Victoria) en vez de encolumnarse tras un nombre consensuado, prefirieron seguir subidos al caballo.
Tanto que criticaron al oficialismo talitense de que no los representa, que los excluye de todo proyecto, que desoye sus propuestas, que empuja a la desunión y sin embargo, esos mismos críticos, desde un mismo espacio, expusieron su incoherencia. “Rolo” Pérez Lombardi, Sergio Andina, Carlos Barros y Marcos Kristal perdieron la oportunidad de demostrar que la unión es posible y de salir a pulsear fortalecidos en las elecciones.
Todos vimos en la caravana Cano-Amaya que se hizo desde El Colmenar hasta Villa M. Moreno el sábado 6 de junio, que cada uno de estos candidatos se fotografió cuantas veces pudo con la fórmula y sesgó la realidad mostrando a las personas y vehículos que tenían cotillón electoral propio.
Fueron 4 grupos dentro de una misma caravana. ¿Quién puede dudar de que NO HAY ACUERDO entre ellos? ¿A quién podrán convencer que son una alternativa coherente y fuerte para las elecciones del próximo 23 de agosto?
Sin dudas, el Acuerdo de Cano y Amaya por sí solo no amalgama a nadie (por lo menos aquí en Las Talitas). El origen ideológico con cosmovisiones tan distintas de los militantes de uno y otro los lleva a no sentirse cómodos “caravaneando” con adversarios de toda la vida.
¿Cuál es la respuesta de los “acuerdistas” talitenses al proyecto Cano-Amaya? Evidentemente, pareciera ser: “Ustedes hagan lo que quieran, nosotros hacemos la nuestra”. Y justamente, no consensuar un candidato único en Las Talitas es la afirmación de esa respuesta.
   No es difícil llegar a la conclusión de que a la oposición talitense se le escapa entre las manos la oportunidad histórica de poder unirse. En vez de armar una selección para jugar la final, presenta un equipo de la liga.
   Que la oposición salga desunida a enfrentar a un oficialismo que se desgastó 12 años en el gobierno municipal, que perdió su capacidad creativa y que para colmo ¡llega dividido a la elección!, es un fracaso histórico.