Una familia padece el abandono del gobierno

Una Asignación Universal por HIjo y una pensión por discapacidad no alcanzan


A menos de dos cuadras de Plaza Miguel de Azcuénaga vive la familia Ochoa, sobre calle 9 al 300.
Cinco integrantes que no reciben todas las respuestas que precisan por parte del Estado.
La señora Beatriz del Valle Lucero (53),
operada de una colectomía (y que se encuentra a la espera de una nueva operación) precisa de bolsas de ostomía (de recolección de heces), que cada una cuesta $ 70. No tiene ninguna ayuda y no puede trabajar por el estado precario de su salud
Su esposo, Ramón Ochoa, está permanentemente en cama, discapacitado, con esquizofrenia en permanente tratamiento, sin ningún tipo de actividad.
Su hija, Maira Ochoa (23), soltera, beneficiaria de la Asignación Universal por Hijo, con dos hijos, una nena de 2 añitos y un varón de 7 años, que solo pesa 17 kilos, un evidente caso de bajo peso. El niño perdió su brazo derecho por un accidente con un secarropas hace menos de un año. No está yendo a la escuela, básicamente, por el esfuerzo que le significa sobreponerse al trastorno de escribir con su mano izquierda, cuando siempre fue derecho.
Por nota realizaron un pedido de ayuda (Expediente n° 3113/13 - Flia. Ochoa) ante la Municipalidad de Las Talitas. Ello les significó que recibieran una cama para su hijo y la provisión de dos bolsones mensuales de mercadería, que desde hace 3 meses se redujo a solo uno por mes.
La vivienda no tiene baño instalado y solo cuenta con una letrina; es pequeña, con paredes de madera, con un techo a 1,80 m. y todo el piso es de tierra.
Beatriz Lucero afirma que el mismo Director de Acción Social de la Municipalidad, Norberto Paz, concurrió a su vivienda y prometió que los iban a ayudar. De esto hace como un año, pero que no volvió más. También aclaró que el beneficio de la AUH de Maira y la pensión por discapacidad de su esposo les resulta insuficientes para paliar con las necesidades que tienen. Precisan camas, colchones, frazadas y una heladera.
Describieron que solicitaron la construcción de un módulo, pero no cuentan con la escritura del terreno que les permitiría gestionarlo, a pesar de llevar viviendo 24 años en el lugar.
“No quiero que me usen más, que me vengan a buscar solo para las elecciones. Nuestra familia tiene muchas necesidades y no podemos seguir así”, concluyó Beatriz.