Salud 107

Alteraciones respiratorias y deglutorias

Incidencia en la capacidad pulmonar


La nariz cumple funciones importantes en la respiración, porque filtra, calienta y humedece el aire inspirado, de esta forma llega al pulmón en óptimas condiciones. Cuando esto no se produce y entra por la boca, el aire ingresa sucio, frío y seco, provocando alteraciones en la función respiratoria.

Esta alteración, además de provocar disminución en la capacidad pulmonar que lleva a una mala oxigenación en la sangre, también produce una serie de alteraciones en funciones que pueden afectar en forma indirecta la inteligibilidad del lenguaje.

Cuando un niño no utiliza la nariz para respirar la mucosa se inflama y secreta moco, lo cual obstruye el conducto que comunica con el oído y no permite ventilarlo. Si esto persiste habrá una hipoacusia de grado leve a moderado. Esta disminución en la audición va a producir en el niño fallas de atención, porque los estímulos auditivos llegan de manera débil y deformada, lo que a la larga motiva a que pierda interés en la realización de tareas que no comprende. Dicha falta de atención puede llevarlo también a una hiperactividad. En todos los casos esta situación altera el rendimiento escolar.

Por otro lado, al mantener la boca abierta para respirar, la lengua toma una posición inadecuada, permaneciendo en el piso de la boca o incluso levemente sobre los dientes de abajo. Esta posición hace que al momento de tragar no se produzca un correcto cierre anterior de la boca y la mecánica utilizada no sea la adecuada. Esto puede ocasionar que el alimento no logre ser tragado correctamente y produzca irritación en las mucosas de la vía respiratoria, causando rinitis permanente, con las consecuencias ya mencionadas sobre oído medio y además cuadros bronquiales.

Al alterarse la deglución por la mala posición de la lengua, ésta se apoya contra los dientes al tragar (en lugar de hacerlo contra el paladar) y esta fuerza constante hace que vayan moviéndose de su lugar original, produciéndose así alteraciones de la mordida que deberán ser corregidas.

La mala posición de la lengua también llevará a algunos respiradores bucales a dificultades en la articulación, ya que al estar baja y adelantada, generalmente le resulta más difícil realizar sobre todo movimientos de elevación, con lo que aparecen dislalias en los fonemas “l”, “r”, “rr”. También es común que suplante el sonido “s” por “z”. En la mayoría de los casos estas dificultades mejoran totalmente con tratamiento fonoaudiológico.

La respiración bucal no es una patología que pueda revertirse sola y las consecuencias a largo plazo son bastante importantes, dado que interfieren en el normal crecimiento de la cara, el desarrollo armónico de los maxilares, la implantación dentaria y la ventilación y neumatización del oído medio. Por ello es muy importante la detección temprana y el correcto diag-nóstico de las causas que la provocan, para encarar su tratamiento.


Fonoaudióloga: Daniela Cabrera

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