El mejor regalo, mis hijos


Cuando cada uno de ustedes llegó a mi vida los hice míos sin darme cuenta de mi poca edad (tan solo 2 años cuando llegó Esther y ya  la tomé como mi hija), solo supe amarlos. No pude imaginar si serían malos o buenos, simplemente los amé. Dividí mi cama con ustedes compartiendo desde la cobija hasta la ropa y muchas veces renunciando a las diversiones de mi niñez, crecí de golpe para ustedes, para con madurez lograr su bienestar, lo hice con devoción y emoción.

No me importaron las incomodidades, para mi, solo eran detalles.
No crecieron en mi vientre, no estuvieron en él durante 9 meses, pero les di la seguridad de un gran amor para toda la vida. No les di mis pechos para amamantarlos, pero emocionada les di una mamadera llena de cariño, respondiendo a su llanto para calmarlos. No me dejaron elegir el estar con ustedes en su primer día de vida, porque era muy chica, pero sí pude elegir y les di muchas noches de vigilia.
Hoy son míos porque los amo, porque sufrí en la carne y en el alma sus dolores. Soy de ustedes y ustedes son míos porque no los abandoné, porque sin ustedes mi vida sería incompleta, porque me hicieron madre del corazón. Formamos una unidad, como las varillas unidas e irrompibles, de aquel viejo ejemplo que alguna vez les di y en vez de salir de mí, entraron en mí. Están incrustados en mis llantos y en mis risas, en mis victorias y en mis derrotas. Son el complemento de mi vida, el espacio que llenó el vacío de mi niñez interrumpida por las ausencias elegidas de los adultos. Hoy son míos porque yo también elegí criarlos con amor de Madre y les di la certeza de un amor para toda la vida.
 Hoy tengo 3 hermosos hijos, los que en cada acto noble, en cada palabra de amor suyas y cada felicitación que recibo de personas que nos rodean por ellos, siento que la experiencia que obtuve con ustedes, que son mi hermanos, me sirvió para ser la buena Madre y educadora que dicen que soy.
Cada día le doy Gracias a Dios por haberme permitido ser Madre desde pequeña, porque de ese modo no necesito regalos en octubre para sentirme Madre amada, sino que con cada sonrisa suya y desde que eran pequeños, me hacen feliz. Esther, David, Lorena, Ruth, Hernán y Cristian (mis hermanos), ¡Gracias! por haberme enseñado a ser Madre. Iván, Gri y Arturo (mis hijos),  Gracias por ser tan maravillosos hijos y hacerme una mejor persona. Todos ustedes, mis hermanos y mis hijos, me hacen una Madre feliz.
Sarah Ledezma