Historias para Pensar 125

Deseos para mi funeral

Alejandro III El Magno, más conocido como Alejandro Magno nació en el 356 aC. y murió en el 323 aC. Con sólo 33 años este rey de Macedonia logró conquistar el imperio Persa y ser considerado uno de los líderes militares más importantes del mundo antiguo. Fue uno de los mayores conquistadores de la historia, destacado por la brillantez táctica y velocidad de desplazamiento de sus ejércitos.
Se sabe que Alejandro Magno fue valiente y generoso, aunque también supo ser cruel y despiadado cuando la situación política lo requería. Historiadores que estudiaron su vida, afirman que cometió algunos actos de los que luego se arrepintió, como el asesinato de su amigo Clito, en un momento de embriaguez.
Como político y dirigente tuvo planes grandiosos; según muchos historiadores abrigó el proyecto de unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial, una nueva e ilustrada hermandad mundial de todos los hombres.
También, en su época, a este hombre sus contemporáneos le consideraron de origen divino y él mismo ordenó a que en todas las ciudades griegas lo adorasen como si se tratara de un dios, aunque se cree que fue una medida de carácter político.
Sus expediciones de conquista fueron precisas, muy bien planificadas, con mucho conocimiento de las rutas a seguir y de enorme intuición para la batalla. Por ello, puede pintarse una personalidad propia de un hombre de un gran pragmatismo político, que medía todas las consecuencias de sus acciones. Pero como suele pasar con personas de tan descomunal trascendencia, alrededor del nombre de Alejandro Magno se fue mezclando el dato histórico real con la leyenda. Se lo describió más de una vez como a un hombre de un carácter propio de un ser magnánimo o de una brutal crueldad.
Cuenta la leyenda que en una reunión con sus allegados, ya cerca de la muerte, el joven Alejandro Magno les hizo saber qué era lo que deseaba para su funeral, y es así que les pidió lo siguiente:
Que a su ataúd lo transportaran los mejores médicos de la época; que fueran esparcidos por el camino hasta su tumba los tesoros que había conquistado, de plata, oro, piedras preciosas, etcétera; y que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, para que todos pudieran verlas.
Estas peticiones despertaron gran inquietud entre los presentes, sobre todo porque notaron cuán decaído se hallaba. En eso, uno de sus generales le preguntó lo siguiente:
-Dígame, joven Alejandro, ¿a qué se deben estas instrucciones? ¿Por qué pides que hagamos eso?
Y Alejandro Magno explicó:
-Quiero que los mejores médicos de este tipo carguen mi ataúd para demostrar que ni ellos, ante la muerte, tienen el poder de curar. También, que las más preciosas piezas representativas de las riquezas conquistadas se quedaran en el camino por el que mi ataúd pasará a mi tumba para que todos puedan ver que los bienes que conquistas en este mundo, en este mundo se quedan. Y por último, quiero que mis manos cuelguen fuera del ataúd para que la gente vea que llegamos con las manos vacías y con las manos vacías nos vamos.

Fuente: Internet