Deforestación en el exarsenal

(Por Gabriel Barrera)

Para todos los que solemos salir a correr por el “camino del arsenal” -como se la denomina a la colectora Este de la ruta nacional 9– nos causó una triste sorpresa constatar los trabajos de desmonte que se están realizando en el extremo norte, a la altura del puente que va a Tafí Viejo.
Pudimos averiguar que serían terrenos que el Gobierno Provincial gestionó ante la Nación para los beneficiarios del Plan Procrear. Esta sería la respuesta del Gobernador a ellos, porque no pueden conseguir terrenos debido a los altos precios de venta que piden los actuales dueños de predios aptos para construcción de viviendas.

Pero más allá de que no sea para viviendas, desde un punto de vista estrictamente ambiental (aunque sabemos que no es el único, porque existen cuestionamientos de derechos humanos), lo que desde estas líneas reclamamos, es que no se deforeste.

En este sentido, nos dan amparo legal un conjunto de leyes provinciales y nacionales que estriban jurídicamente en los artículos 41 (“...las autoridades proveerán… a la preservación del patrimonio natural…”) y 43 (acción de amparo por derechos de protección al ambiente) de la Constitución Nacional.

Así, resulta lógico que todo este gran pulmón verde, de 217 hectáreas, que los talitenses tenemos el privilegio de disfrutar, sea protegido. 

Exigir la no deforestación de esos predios no responde de un capricho infantil ni desdeña la necesidad de vivienda de 300 familias (que según lo expresado por el Gobernador Alperovich a La Gaceta pretende satisfacer desmontando parte del exarsenal). No. Existen numerosos lugares ya deforestados, incluso en Las Talitas, donde se podría erigir un barrio. Es más, nos parece importantísimo que el Estado busque un lugar adonde se pueda hacer realidad el sueño de la casa propia.

Desde una vista satelital (Google Earth) es fácil deducir que el predio del exarsenal es un área verde fabulosa. No debemos incurrir en el mismo error que padeció el Parque 9 de Julio, fundado el 23 de septiembre de 1916, que originalmente tenía destinadas 400 hectáreas y que hoy solo posee 100).

Reitero: no estamos en desacuerdo con que el Estado responda al derecho a la vivienda de 300 comprovincianos. Lo que es pertinente para nosotros y fundamentalmente para nuestros hijos, es el asegurar los beneficios indirectos que estos miles de árboles nos prodigan. O sea, facilitar el ciclo del agua, incrementar el valor del paisaje, conservar la biodiversidad, suavizar el clima, evitar la erosión, disminuir la contaminación y el efecto invernadero. Y todo esto, en conjunto, de manera natural, redunda en una mejora de nuestra calidad de vida.

Entonces, ante una cuestión tan importante para nosotros y, sobre todo, pensando en nuestro futuro, me pregunto: ¿Se contempló la legislación que protege este espacio verde? ¿Se habrá hecho el estudio de impacto ambiental? ¿Se pensó en forestar algún otro sector? Este desmonte, ¿no dará pie a seguir desmontando más en el futuro? ¿Se consultó a profesionales y ONG especializadas en el tema? En este tema llama la atención la falta de alineamiento de nuestro Gobernador con la Presidenta Cristina Fernández, quien manifestó, en ocasión de inaugurar el Aeropuerto de El Calafate (febrero de 2013), que “No vamos a tirar un solo árbol. Los árboles son sagrados, no se tocan. Por lo menos, acá, en El Calafate, sobre mi cadáver”. ¿O será que los árboles de Santa Cruz valen más que los de Tucumán?