Editorial 61

La política

La política (sustantivo) como arte del buen gobernar (1), en nuestro país es una actividad que fue bastardeada por políticos de cuarta (politicastros). Por su parte, la política (sustantivo) como conjunto de actividades de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos (1), o sea, administrar poder, arrojó a la historia sobrados ejemplos (tristemente célebres), de muchos politicastros que sólo los motivaban sus intereses personales y no los de la generalidad de la población.
Qué lástima que la política, que es la única actividad organizada que podría encaramarnos como Nación soberana, organizada y en desarrollo social equitativo, hoy esté devaluada. ¡Cómo enseñarles a nuestros hijos su importancia! ¡Cómo evitar la indiferencia de nuestros jóvenes por los asuntos públicos! ¡Cómo evitar la anomia a que nos lleva esa apatía!
En una síntesis extrema, con carácter didáctico, podrían hacerse dos listas de acciones, para nada taxativas ni absolutas. Una, la negativa, que contiene las cosas y acciones que una persona no debería hacer para dejar de ser un politicastro:
No tranzar, rosquear, mentir, traicionar, apretar, amenazar, presionar, amedrentar, morder, meter las manos en la lata, tener cuña, buscar el acomodo, ser ñoqui. Podría resumirse en las siguientes palabras: hay que dejar de politiquear.
En otra lista, positiva, pueden enunciarse cosas y acciones que deberá practicar para beneficio de la sociedad toda, quien aspire a la genuina y altruista actividad política: convocar, invitar, dialogar, disentir, confrontar ideas, lograr consenso, procurar una participación amplia, mesa pluralista, colaboración, solidaridad, compromiso, trayectoria, capacidad, formar un equipo de trabajo, consultar a profesionales, unión.
En diferentes oportunidades las palabras enunciadas aquí como virtud de la actividad política, fueron todas denostadas en numerosas campañas por distintos politicastros. Por eso, hoy, en el inconsciente social subyace la idea de que todos los políticos son mentirosos. Al final, en ese círculo vicioso de mentiras y descrédito de la política, pierden la ciudadanía y la democracia. La “democracy go to inodorem” (en latin english).
Por eso, es importante que la participación del vecino, de la comunidad toda, con conciencia y compromiso, apunte a desenmascarar a los politicastros. Creemos en la Política (con mayúsculas) que pueda sacarnos adelante. Si no se cree en algo, no se tiene fe y sin fe no hay esperanza.

(1) Diccionario Enciclopédico Nueva Espasa Ilustrado 2000. Edit. Espasa.