Humor 112

De gallegos


Cipriano, que te acaban de robar el coche en la plaza!
-¿Y nadie hizo nada para impedirlo?
-¡Pues cómo que no! Hemos anotado la matrícula y así pudimos determinar que el auto robado es el suyo.

Dos gallegazos hermanos que trabajaban en el negocio familiar, que eran las mudanzas, Iñaki y su hermano. Un día iba Iñaki con un armario muy grande sobre los hombros, y uno del pueblo le dice: -Oye Iñaki, ¿no te ayuda tu hermano?
-Mi hermano está adentro sujetando las perchas.

Dos amigos se encuentran en un camino. Uno de ellos llevaba una bolsa al hombro.
-¿Qué tienes en la bolsa? -pregunta uno.
-Pollos –contesta el amigo.
-Si acierto cuántos llevas, ¿puedo quedarme con uno?
-Si aciertas, puedes quedarte con los dos.
-Bueno... pues... ¡Cinco!

-Oye , Papilo, ¿a que no sabes qué me compré y puse en mi patio: ¡Un condensador de protones estroboscópicos con fisionador anecoico calimastrado polimétrico!
-¡Eeeeee! Espera un momento, ¿qué diablos es un patio?

Llega un vasco a la morgue:
-Busco a un amigo mío que se ahogó ayer.
-¿Puede darme alguna seña particular de su amigo para identificarlo?
-Sí, era sordomudo.

Dos gallegos alquilaron un bote para ir de pesca y van de suerte en un lugar muy bueno.
-¡Qué buen lugar este! Hagámosle una cruz en el piso del bote, así mañana volvemos al mismo lugar, ¿vale?
-Pero tío, ¡vaya que eres tonto! Con razón luego los argentinos nos hacen chistes crueles… ¿Tú qué crees?, ¿que mañana te darán el mismo bote?

¿Por qué los gallegos usan solamente la letra T en sus agendas de teléfonos?
-Porque anotan “teléfono de Juan”, “teléfono de Pedro”, “teléfono de Pablo”…

Papilo fue un martes a la zapatería. Después de probarse unos cuantos pares, eligió unos italianos, muy elegantes. Al entregárselos, el empleado le advirtió:
-Señor, este tipo de zapato suele apretar bastante en los primeros cinco días..
-No hay problema' -respondió Papilo- no los voy a usar hasta el próximo domingo...

El hijo de un gallego le pregunta al padre:
-Papá, ¿puedo salir a mirar el eclipse?
-Sí, hijo, pero no te acerques demasiado.

Papilo le muestra a un amigo un reloj que le regalaron:
-Mira esto... ¡mira qué reloj me mandó mi primo!: da la hora, los minutos, los segundos, la fecha. Tiene alarma, cronómetro, tiene linterna y radio...
-¡Excelente, Papilo! ¡Cuántas cosas!
-Sí, y mi primo me dijo que me podía bañar con él, pero no encuentro el botón que tira agua.

A Papilo lo atropella un colectivo, y toda la gente se aglomera alrededor de él. Papilo delirando dice:
-Inclínenme, inclínenme.
Y la gente lo inclinaba, pero el Papilo seguía gritando:
-Inclínenme, inclínenme.
La gente ya no sabía cómo ponerlo, y al final dice:
-Si no hay una clínica, hospitalícenme.