Hechos Sociales 73

La TV como barrera del aprendizaje en niños
(Colaboración: Gonzalo Gramajo)

Desde su aparición como medio masivo de comunicación, la televisión fue ganándose un lugar preponderante. La seducción combinada de imagen en movimiento (en blanco y negro primero y a color después) y sonidos la erigieron en el fenómeno más característico de la comunicación de masas.
Su inmensa influencia en la actualidad -al igual que sus efectos– ha impactado de lleno sobre todo en nuestros hogares, afectando las interrelaciones de los miembros que los constituyen.
En un informe al Diario La Nación, realizado por Ariel Bianchi, explicaba algunos efectos de la televisión en chicos de entre 2 a 6 años.
En su opinión, aclara que el proceso de aprendizaje en los primeros años de vida de un niño es necesario no sólo para su crecimiento intelectual, sino también cuando pone en práctica ese aprendizaje. Sin esta etapa pragmática los niños se verían limitados a comportamientos unidireccionales, sin posibilidades de corregir el error ni de alcanzar mejores formas de adaptación en sus conductas. Parte del desarrollo del niño consistirá el implicar la información que adopta del medio, siendo elaborada y expresada a través del lenguaje.
Esto explica la función del medio como interlocutor con el niño cuyas posibilidades se convierten en reales cuando el ambiente responde a sus preguntas.
Pero el bombardeo de imágenes que se torna sugestivo para el niño estrecha su campo de exploración y limita sus aprendizajes, de modo tal que la televisión constituye –según Bianchi– un medio unilateral y siendo un medio de comunicación acaba siendo una barrera para la interacción.
A lo dicho hay que agregar que todos los programas de TV infantil, hasta los mejores, no dejan de estar cortados por avisos publicitarios o noticias fragmentadas. Esto perjudica la integración interior de los datos de la realidad y multiplican inseguridad para entenderse con el entorno.
Por eso, como el reloj de la civilización no puede volver atrás, la lógica indica compensar por una parte reducir tiempo y seleccionar programas; por otra, acompañar al niño y comentar con ellos lo visto para que la corrección funcione y no se obstruya el proceso de aprender.

Fuente: Diario La Nación.
Artículo de Ariel Bianchi.